Algo tan sencillo
como freír unos huevos es algo complejo y todo un arte a la hora de freírlos. Que
esté la yema hecha y blanda, la clara
con alguna puntilla crujiente, así queda el huevo en su punto. Y para que un artista le
dé un toque de color lo puede hacer con unas ramitas de perejil y unos dientes
de ajo laminado.
Poner abundante aceite de oliva virgen bien caliente, incorporar los dientes de ajo
laminados, preparar los huevos cascados
y vertidos en un plato para no quemarnos (y
es un buen truco para evitar que se rompan). Cuando el aceite haya
adquirido la temperatura de los 160º verterlos en él. Con la ayuda de una
espumadera echar aceite de la misma sartén por encima del huevo, cuando estén fritos retirar. En el
mismo aceite freír las ramitas de
perejil (con cuidado porque salta mucho).
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